Cada año cuando llega el verano, parece que olvidamos que es una estación cálida, soleada y a veces sofocante. Y aparecen los mismos comentarios, "este verano es peor que el anterior, ¡este clima es abrasador!".
Puede ser que no estemos tan equivocados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Atlas del Clima y la Salud, que publicó juntamente con la Organización Meteorológica Mundial (OMM) declara que "Olas de calor que normalmente se registraban solo una vez cada 20 años podrían sucederse como promedio cada dos a cinco años a mediados de este siglo".
La explicación radica en el cambio climático, pues resulta que paralelamente al calentamiento global que sufre el mundo, aumentan los peligros para la salud humana. Este Atlas del Clima y la Salud ilustra algunos de los problemas más acuciantes que ello plantea, entre los cuales están las olas de calor.
Al mismo tiempo, el número de personas mayores que viven en ciudades (uno de los grupos más vulnerables a los golpes de calor) se casi cuadruplicará a nivel mundial. La cooperación entre los servicios climáticos y los servicios de salud puede activar medidas orientadas a proteger mejor a la población durante los fenómenos meteorológicos extremos.
A medida que el verano se instaura, el calor y también la humedad aumentan. Pero a veces llega de repente y alcanza temperaturas muy elevadas sin que tengamos tiempo de aclimatarnos.
El calor excesivo puede ser un peligro para la salud, sobre todo si la exposición a temperaturas tan elevadas se prolonga. Si no tomamos ciertas medidas que ayuden al descenso del calor corporal y reestablezcan nuestro equilibrio, existe el riesgo de sufrir una insolación o golpe de calor, que puede producir una deshidratación por la pérdida de líquidos y sales minerales, y ocasionar graves consecuencias para el organismo.
Como afirma la vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria un golpe de calor "es la situación más grave que generan las altas temperaturas".
El golpe de calor se produce cuando la temperatura del cuerpo aumenta rápidamente y éste no tiene la capacidad de enfriarse por sí mismo. Si esto sucede, se puede poner en riesgo la vida al provocar daños al cerebro y a otros órganos vitales.
Síntomas de un golpe de calor o insolación
Existen diferentes fases, de forma que la persona se va encontrando mal y van avanzando los síntomas.
Fase inicial:
Segunda fase:
Llegados a este punto la situación de gravedad exige una reacción inmediata, ya que de lo contrario puede llegar a producirse un colapso.
Existen determinadas personas que, por sus circunstancias, edad, trabajo, actividades, etc., se pueden considerar grupos de riesgo:
Ante la gravedad de la situación, siempre la información y la prevención son la mejor opción.
Medidas preventivas en general:
Qué podemos hacer para ayudar a aquellas personas que necesitan de cuidados, como gente mayor, enferma, sin movilidad o que vive sola:
Cuando se reconocen en una persona cualquiera de los síntomas descritos, o bien los padece uno mismo, debemos pensar que nos encontramos ante una insolación o golpe de calor, lo más conveniente es siempre acudir a un servicio de urgencias o al puesto de socorro si se está en la playa o en una piscina.
Si por cualquier razón esto no fuera posible, estas son las medidas a tomar para socorrer al afectado:
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Muchas gracias por tu comentario Emilia.
en caso de cualquier emergencia que pueda suceder ya sea en el trabajo o en casa