El mes pasado iniciamos un ciclo dedicado a la Seguridad Alimentaria, la Salud y la Higiene, y empezamos por diferenciar los conceptos de Seguridad e Higiene Alimentaria.
Ya sabemos que la Higiene Alimentaria establece el conjunto de medidas que adoptamos para garantizar que los alimentos sean inocuos y por tanto no provoquen enfermedades, al mismo tiempo que conservan todas sus propiedades nutritivas.
Pero en esta ocasión, más que definir términos, citar controles, conocer enfermedades y salmonelas varias, vamos a investigar "que se cuece por ahí". ¡Hoy nos vamos de tapas!
Llega el buen tiempo y apetece alargar más el día. Damos por inaugurada la temporada de terrazas, bares y restaurantes, chiringuitos, food trucks y heladerías.
Es normal y además muy saludable, salir y disfrutar tanto de la gastronomía como del buen clima del que gozamos.
Así que, os vamos a ofrecer cinco reglas básicas para saber si estamos en un establecimiento que sigue las normas de seguridad e higiene alimentaria. Para distinguir si un alimento es inocuo y si el local tiene en cuenta las medidas higiénicas para prevenir posibles peligros de contaminación.
Pero es inevitable explicar unas ideas clave para entender por qué determinadas condiciones y prácticas a la hora de manipular y servir alimentos pueden representar un peligro para nuestra salud.
Está demostrada la relación existente entre una inadecuada manipulación de los alimentos y la contaminación de estos. Y las medidas higiénicas son las más eficaces en la prevención de enfermedades, ya que en muchos casos es el manipulador el que interviene como vehículo de transmisión y contaminación. Así como unas instalaciones adecuadas que favorezcan la aplicación de estas medidas.
Empecemos por definir contaminante o peligro alimentario: es cualquier agente ajeno al alimento, capaz de producir un efecto negativo para la salud del consumidor.
Según el origen de los peligros, se clasifican en físicos, químicos o biológicos.
Peligros de contaminación:
Físicos: materiales extraños que pueden producir lesiones, como cristal, madera...
Químicos: productos tóxicos como insecticidas, detergentes, desinfectantes...
Biológicos: microorganismos, los cuales encuentran en los propios alimentos unas condiciones ideales para vivir y crecer, como las bacterias y los hongos.
Hay que destacar que algunos microorganismos son beneficiosos, como los del yogurt, algunas verduras fermentadas, setas...
A parte de estos peligros de contaminación ajenos al alimento, existen otros factores relativos a las prácticas de manipulación que pueden afectar su inocuidad.
Factores que favorecen la contaminación:
Ahora que ya sabemos cómo y porqué se pueden contaminar y dañar los alimentos, vamos a ver de forma muy sencilla como analizar si debemos o no consumir en ciertos establecimientos. Siguiendo el Manual sobre las 5 claves para la inocuidad de los alimentos que la Diputación de Barcelona tiene publicado en su web, elaboramos esta breve guía.
Es algo básico, si a priori ya vemos que tanto el local como el personal, destaca por la ausencia de pulcritud, es mejor pasar al siguiente establecimiento.
Pero podemos profundizar un poco más, porqué sólo porque algo parezca limpio no significa que lo esté. Así que, si no estamos del todo seguros, es mejor antes de sentarnos y hacer la comanda, entrar a "echar un vistazo", por ejemplo, con la excusa de ir al servicio.
Es muy importante tener en cuenta en la limpieza:
Los alimentos crudos pueden contener microorganismos peligrosos que pueden transferirse a otros alimentos durante la preparación y conservación de estos.
Hablamos de "contaminación cruzada" cuando hay transferencia de microorganismos de alimentos crudos a cocinados.
En los bares y restaurantes, puede ser difícil de apreciar si siguen esta norma, pero podemos observar en la parte visible al consumidor (mostrador), si siguen unas mínimas condiciones:
Con una cocción adecuada se pueden matar casi todos los microorganismos peligrosos. Los alimentos cocinados a temperaturas superiores a 70°C garantizan su inocuidad para el consumo.
Pero ¿qué pasa con un filete o chuletón poco hecho, o con el rosbif? El centro de un trozo intacto de carne suele estar libre de gérmenes, ya que mayoría de las bacterias se encuentran en la superficie. Podemos estar tranquilos con aquellas piezas intactas de carne cuyo centro esté rojo.
Y en el caso de recalentar alimentos cocinados, debemos hacerlo completamente.
Los microorganismos se pueden multiplicar con mucha rapidez si los alimentos se conservan a temperatura ambiente. Como hemos mencionado existe una zona de peligro entre 5° y 60°C.
Temperaturas superiores a 65ºC matan los gérmenes, la congelación los inmoviliza y la refrigeración ralentiza el crecimiento bacteriano, no obstante, los microorganismos pueden seguir creciendo con el paso del tiempo.
Por este motivo estaremos atentos a:
Las materias primas, entre ellas el agua y el hielo, pueden estar contaminadas con microorganismos y productos químicos peligrosos. Se pueden formar sustancias químicas tóxicas en alimentos dañados y mohosos.
El cuidado en la selección de las materias primas y la adopción de medidas simples como el lavado y el pelado pueden reducir el riesgo.
Prestaremos atención a que ningún alimento esté caducado, estropeado o con moho.
A continuación, tenéis esta infografía sobre las 5 claves para comer sin riesgo, por supuesto aplicables cuando salimos de bares y restaurantes.
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