Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en el mundo, falleciendo anualmente por este motivo más de 17 millones de personas según la OMS. O sea, un tercio de todos los seres humanos fallecidos muere a causa de una ECV.
El Riesgo Cardiovascular (RCV) se define como la probabilidad de sufrir un evento o enfermedad cardiovascular (puede ser cardiológica o cerebral, pero siempre de tipo vascular) en un periodo de tiempo determinado.
El viaje de un individuo hacia su enfermedad cardiovascular empieza ya en la juventud. Sea por influencia genética (hipercolesterolemia familiar, por ejemplo), por factores relacionados con el estilo de vida o por ambas razones, lo cierto es que el endotelio (cara interna) de la pared arterial se va preparando para formar la placa de ateroma desde la juventud, si se dan las condiciones idóneas para ello.
Esa placa irá creciendo a una velocidad variable según los casos y, en un momento dado, se inflamará, se ulcerará y se formará un pequeño coágulo que obstruirá totalmente la arteria en ese punto o que se acabará desprendiendo, para viajar con la sangre y obstruir el flujo arterial en un punto más distal.
Ese será el grave momento de la enfermedad cardiovascular (ya sea infarto de miocardio o ictus) que supondrá una seria amenaza para la vida del afectado. Los padres deberían tener esto en cuenta y procurar que sus hijos sigan desde la infancia una dieta adecuada y una vida, en general, saludable.
Recientemente, noviembre de 2017, el Dr. Fuster, liderando el equipo del CNIC (Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas), ha publicado el resultado de un estudio que indica la eficacia del ya llamado Índice de Fuster-Bewat a la hora de determinar el riesgo de arterioesclerosis subclínica (es decir, que aún no produjo síntomas) en un individuo.
Este índice tiene en cuenta cinco variables al alcance de cualquiera:
El estudio afirma que la eficacia de este método en cuanto al objetivo de determinar el RCV, es equiparable a los índices hasta ahora más empleados y prestigiados, con la ventaja adicional de no necesitar datos analíticos. Cualquiera puede saber si está en riesgo con este índice.
Antecedentes de enfermedad cardiovascular. Quien ha sufrido un infarto de miocardio, tiene más probabilidades de sufrir otro que quien nunca pasó por esa experiencia.
Diabéticos. Idéntica posibilidad de sufrir un infarto que un no diabético con infarto previo.
Tabaco. La incidencia de ECV entre los fumadores es tres veces mayor.
Sedentarismo. La inactividad física tiene un papel más importante de lo que hace años se creía, como factor de riesgo CV.
Obesidad. Especialmente la abdominal. Un perímetro abdominal superior a 102 cm en el hombre o a 88 cm en la mujer, se asocia con un mayor riesgo de ECV.
Dieta. Tipo de alimentación. La dieta mediterránea, rica en frutas y verduras, aceite de oliva, pescados, frutos secos, legumbres, etc., es la más saludable y la que se aconseja seguir en todos los sectores de la población.
Consumo de drogas. Las posibilidades de sufrir un infarto tras consumir cocaína se elevan en 24 veces. En el caso del cannabis dicho incremento sería de 4,8 veces.
Estrés. Se tiene la intuición de que es un factor de RCV, pero no se sabe a partir de qué grado de estrés y durante cuánto tiempo de exposición. Lo que se sabe es que ese riesgo aumenta durante las dos horas siguientes a un acontecimiento contundentemente estresante.
Tratamiento con anticonceptivos orales. Incrementa el riesgo de sufrir una ECV en la mujer, especialmente si es fumadora.
Gripe. Se ha observado que, en épocas de epidemia de gripe, aumenta de forma notable y significativa el número de fallecimientos por causa cardiovascular. Hay que vacunarse.
Proteína C Reactiva. Puede ser un marcador interesante. Cuando está elevada en sangre indica inflamación que podría deberse a una infección. Cuando la placa de ateroma se rompe, lo suele hacer como resultado de fenómenos inflamatorios en su seno. Por tanto, una PCR elevada nos puede estar indicando que el paciente está en riesgo de evento cardiovascular próximo. Nos obligará a buscar posibles focos de infección y a tratarlos.
Si hubiera que elegir uno o dos consejos, para enfocar de forma más concreta a la población en general, y de manera que nadie se vea abrumado por tener que seguir tantas recomendaciones de salud a la vez, algo que podría llevar al desánimo y al abandono, los más importantes serían "HACER EJERCICIO FÍSICO" y "SEGUIR UNA DIETA SALUDABLE".
Quien hace ambas cosas se protege contra la obesidad, diabetes, hipertensión e hipercolesterolemia. Y también tiene efectos beneficiosos sobre el estrés, la frecuencia cardiaca basal y el ánimo. Son las medidas más baratas y eficaces.
Y ¡ATENCIÓN! LA MUJER TIENE AL MENOS EL MISMO RIESGO QUE EL HOMBRE FRENTE A LA ECV. Sobre todo a partir de la menopausia. MISMOS RIESGOS, MISMOS DERECHOS, MISMOS CUIDADOS.
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