Las comidas y cenas de empresa son el pistoletazo de salida de la época navideña en la que, según diversos estudios, podemos llegar a aumentar una media de 2 a 3 kilos el peso corporal. El problema no solo es que durante los días más señalados hasta se duplique la ingesta de calorías, sino que también hay que sumar la falta de ejercicio y una mayor vida social en restaurantes y bares.
Para evitar arrancar el nuevo año castigándonos con dietas restrictivas que nos ayuden a quitarnos esos kilos de más que hemos cogido en tan solo unos días, lo que debemos hacer es celebrar las navidades de la forma más saludable posible:
No se trata de comer 5 veces al día cualquier cosa que caiga en tus manos. El objetivo de repartir las comidas es hacer ingestas más pequeñas de tal forma que podamos, por un lado, mantener durante todo el día la energía que demanda nuestro organismo y, por otro, evitar que, tras una larga jornada de ayuno mi demanda energética sea tan grande que, en lugar de tomar alimentos saludables caiga en ingerir productos excesivamente calóricos que sacien de golpe esa alta necesidad de energía.
Trata de seguir haciendo más de 2 o 3 comidas diarias, incluso en los días señalados. Lo de reservarse durante todo el día para disfrutar de la cena de Nochebuena o Nochevieja, o lo de no cenar por estar llenos después de la comida de Navidad o Año Nuevo, no es una buena idea. Llegar a la mesa con el estómago vacío te hará comer con ansiedad y más de lo debido.
Eso sí, lo que debemos hacer es que el resto de las comidas sean más ligeras, con la ingesta de fruta, verdura, y ricas en fibra.
No porque la mesa esté a rebosar de manjares debemos comer rápido, ¡habrá tiempo de probarlo todo! Sírvete poco a poco y, sobre todo, disfruta y saborea los platos.
Aprovecha que estás con familia o amigos para charlar durante la comida o cena y así, conseguirás comer más despacio y masticar bien los alimentos. Esto ayudará a tu organismo a hacer más ligera y mejor la digestión.
Hidrátate a lo largo de todo el día tanto en las comidas como fuera de ellas. Es importante, eso sí, que durante las comidas tomes un vasito o dos, ya que si bebes demasiado es posible que la comida no te siente bien. La hidratación debe ser progresiva para que nuestro organismo pueda asimilarla. Esta hidratación mantenida incluso en las comidas nos ayuda a mejorar la digestión y a evitar ingestas excesivas.
Evita en la medida de lo posible, el alcohol. Eso no significa que no puedas brindar, sino que moderes su consumo tanto por sus efectos nocivos para tu salud, como por su aporte de calorías vacías extra (cada gramo de alcohol aporta 7 kcal y ningún nutriente asociado, frente a las 4 kcal que aportan esos hidratos de carbono que tanto miedo nos dan).
Hoy en día se pueden preparar platos igualmente espectaculares para las comidas navideñas, pero con menor contenido en grasa. Por ejemplo:
Pese a los compromisos y citas navideñas, siempre es posible sacar un rato para nosotros mismos, un rato para cuidarnos y no abandonar por completo la actividad física. Además, podemos buscar nuevas actividades que nos ayuden a mantener la forma en esta época, como hacer las compras navideñas a pie o subir y bajar escaleras en lugar de optar por el ascensor. ¡Mejor eso que nada!
Sigue estos sencillos consejos y así conseguirás que la vuelta a tu rutina alimenticia no sea un suplicio y que la cuesta de enero se vea menos empinada. ¡Tú puedes! Os dejamos una propuesta de menú navideño saludable:
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