El rol del Gestor Social en las empresas de Latinoamérica

Una de las primeras cosas que me sorprendió cuando llegué a Latinoamérica para trabajar en una de nuestras filiales, fue conocer que las grandes empresas y corporaciones disponían de una figura dentro de la compañía llamada Gestor Social.

Se trata de un rol cada vez más demandado en las empresas latinoamericanas o que quieren desarrollar proyectos en esta región, una figura que se ha ido fraguando con el tiempo, caracterizada por poseer grandes dotes de negociación y llevar una coordinación dentro de su propia organización y con el resto de organizaciones e instituciones externas. Es un perfil que destaca por su gran destreza a la hora de gestionar adecuadamente las situaciones complejas y de incertidumbre que suelen darse en determinados proyectos empresariales.

El gestor social debe llevar a cabo estrategias participativas que unen y refuerzan el vínculo entre el propio personal de la compañía y las personas participantes en el proyecto que se está efectuando en una zona concreta. Igualmente, uno de los papeles fundamentales de esta figura que suele trabajar como mediador entre las partes, es la de atender a problemáticas con el objetivo último de generar alianzas y encuentros con los nuevos vínculos sociales que se generan a raíz del proyecto empresarial.

Generalmente con su desempeño, el gestor social permite que la actividad se desarrolle en buena consonancia con la comunidad local, trabajando en la cohesión y simbiosis Empresa-Comunidad, con un papel eminentemente mediador y conciliador parar lograr el buen entendimiento entre ambas partes y así avanzar adecuadamente en el proyecto que se está trabajando.

Por tanto, esta persona, por un lado, influye en el fortalecimiento empresarial de la compañía en la zona, haciendo que la operación se desarrolle de una forma eficiente y eficaz y, a su vez, contribuye a la mejora de las condiciones de vida de los habitantes, velando por la mejora de la calidad de vida de la población local. Asimismo, promueve la participación para mejorar el tejido social con el objetivo último de encontrar un punto de equilibrio que beneficie a ambas partes.

Estos gestores trabajan, desde la empresa, para conocer y tratar de contribuir a paliar los problemas sociales que se puedan dar en la demarcación, tratando de disminuir diferencias y/o desigualdades existentes en el municipio, corregimiento, vereda, localidad, etc.

Para desempeñar su labor, el gestor social diseña, presenta e implanta proyectos de ámbito social y emprendimiento comunitario en áreas como la salud, docencia, educación, acceso a vida laboral, infraestructuras, etc. teniendo en cuenta las características de las personas involucradas (minorías étnicas o demográficas, realidades socioculturales, etc.) y contando con la participación de la población e instituciones gubernamentales locales.

Especialmente en estas zonas de América Latina, los gestores sociales han ido tomando conciencia con el tiempo de la importancia que tiene en estas circunstancias la formación, concretamente entre las personas involucradas de los sectores sociales más vulnerables, ya que con los años la confianza se ha ido rompiendo por las numerosas promesas incumplidas a lo largo de los años en numerosos proyectos que por diferentes razones no se han desarrollado de la mejor manera posible.

El definitiva, el gestor social es el encargado de velar por ese ‘intercambio social’ que debe perseguir beneficios para ambas partes, creando puentes y conexiones entre empresa y comunidad.