El fisioterapeuta es el profesional de la salud cuya función es la de prevenir, curar y rehabilitar físicamente a los pacientes con trastornos musculoesqueléticos, ayudando a aliviar el dolor, mejorando la movilidad y controlando el deterioro físico.
Las terapias aplicadas por los fisioterapeutas suponen una gran contribución al bienestar y promoción de la salud de las personas, pero asimismo durante el desempeño de su trabajo estos profesionales se encuentran expuestos a una gran diversidad de riesgos, siendo paradójicamente los riesgos ergonómicos, que precisamente tratan en sus pacientes, los de mayor incidencia.
El trato con los pacientes, el entorno donde desarrollan su trabajo y las distintas técnicas y tratamientos aplicadas, hacen que durante su actividad se encuentren expuestos a riegos de diferente índole.
Con el fin de evitar y prevenir dichos riesgos, es básico en todos los casos la aplicación de unas buenas prácticas de trabajo, que den cumplimiento a los procedimientos que en cada caso se establezcan. Podemos agrupar los riesgos a los que se encuentran expuestos en su día a día en los siguientes grupos:
Derivados de las posibles condiciones de desorden, suciedad, la presencia de materiales fuera de su sitio, almacenamientos de material inadecuados e inestables, utilización de tijeras y agujas en la administración de tratamientos o la aplicación de termoterapias pueden ocasionar:
Para evitar estos riesgos es importante:
El contacto estrecho con los pacientes, en caso de que padezcan alguna enfermedad contagiosa cuando acuden a rehabilitación, supone un riesgo de exposición a agentes biológicos.
Por ello es importante tomar una serie de precauciones:
Los fisioterapeutas se encuentran expuestos a radiaciones no ionizantes de diferentes rangos de longitud de onda, desde radiación infrarroja, ultravioleta, microondas y radiofrecuencias, derivadas de la aplicación de técnicas con diferente aparatología electromédica.
Para evitar y minimizar la exposición a este tipo de radiaciones, que pueden producir lesiones oculares o en la piel, quemaduras, mareos y otro tipo de afectaciones, se deben tener en consideración las siguientes medidas:
Durante la aplicación de las diferentes técnicas y tratamientos manuales a los pacientes, los fisioterapeutas están expuestos a riesgos musculoesqueléticos, derivados de la adopción de posturas forzadas, realización de movimientos repetitivos y en general por la carga física que la realización del trabajo supone.
Los riesgos ergonómicos son un aspecto muy importante, sobre los que se debe incidir con la aplicación de las siguientes medidas:
Por último, pero no menos importante, tenemos que considerar la carga mental, estrés y desmotivación que los fisioterapeutas pueden llegar a sufrir.
Además, el contacto directo con los pacientes y usuarios requiere un control adecuado de las emociones lo que supone un esfuerzo adicional durante el trabajo. Por todo ellos se recomienda:
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