El perfil del rider es el de una persona joven de entre 18 y 35 años que reparten, a tiempo parcial o completo, los productos de todo tipo de empresas, no solo restauración, en bicicleta o moto, con una mochila de grandes dimensiones a la espalda y que suelen trabajar al mismo tiempo para diferentes plataformas.
Trabajar y cobrar bajo pedido ejerce una enorme presión en los riders, que se incrementa por el hecho de estar continuamente geolocalizados tanto por la empresa como por el cliente, lo que implica que se desplacen muy rápido por nuestras ciudades y se traduce en una mayor probabilidad de accidentes laborales.
Según datos del Observatorio de siniestralidad vial de 2018, los accidentes de riders suponen el 27% del total de siniestros en vehículos de dos ruedas (bicis, motocicletas y patinetes) en España. Datos que se han visto incrementados estos años de pandemia por el auge de los riders en el reparto a domicilio.
Además de los accidentes de circulación y caídas, los riders están expuestos a otra serie de riesgos laborales que pueden pasar desapercibidos y que van desde:
Otros riesgos importantes al que están sometidos los riders y que pueden estar igualmente relacionados con los accidentes de circulación y los trastornos musculoesqueléticos son los relacionados con los aspectos psicosociales.
Por todo ello, se hace imprescindible garantizar la integridad y seguridad de los riders, tanto desde una perspectiva física como mental. No se trata de un trabajo habitual de un operario en una fábrica, donde los riesgos pueden estar más controlados, por lo que se requiere otra metodología y enfoque para su prevención.
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