El desarrollo humano siempre ha estado acompañado por epidemias y brotes de enfermedades que afectan en mayor o menor medida a la vida cotidiana. Con el paso del tiempo, los descubrimientos y hallazgos respecto a culturas anteriores y la observación del entorno contemporáneo han permitido reconocer el paso de enfermedades que desafiaron a las herramientas de cada época. En consecuencia, se ha desarrollado la epidemiología (surgida en 1854), disciplina que estudia estos fenómenos.
Gracias a la epidemiología, se ha sistematizado la localización, investigación, combate y prevención de enfermedades, de tal manera que, desde 1970, se han identificado 30 nuevas enfermedades infeccionas a nivel mundial. También se ha determinado el proceso de emergencia de una nueva enfermedad infecciosa, caracterizado por un momento de introducción a una población determinada y un momento de establecimiento y propagación. Además, se han identificado enfermedades endémicas.
Como mencionamos arriba, la epidemiología ha permitido identificar que algunas enfermedades se presentan con frecuencia en ciertos periodos, espacios, poblaciones o situaciones particulares, por lo que se denominan "endémicas".
Las enfermedades endémicas suponen un problema constante en la ocupación de cuidados intensivos, morbilidad y, en ocasiones mortalidad, por lo que su atención e investigación debe ser constante, a fin de tomar las acciones necesarias para prevenir y reducir su incidencia. No obstante, algunas de estas enfermedades son poco o nada atendidas, ya que su impacto se ubica en poblaciones marginadas o de difícil acceso, por lo que tanto el conocimiento al respecto como la capacidad de acción son bajos.
Algunas enfermedades endémicas de México son el dengue y la influenza, mismas que, en sus inicios, atravesaron el proceso de emergencia, y en la actualidad se tratan por temporadas de aparición y con mayores protocolos al respecto.
Los espacios de trabajo, pues, no pueden desentenderse de las enfermedades endémicas del entorno. Ya que algunas actividades laborales no requieren de equipos de protección respecto al intercambio de sustancias con el ambiente, es muy probable que, si hay brotes de enfermedades en una población, estos alcanzarán a los trabajadores de un espacio determinado.
Como en todo proceso, es probable que se presenten pocos casos aislados al principio y que, debido a la poca notoriedad de los mismos o al descuido de la población, poco a poco la enfermedad se extienda entre los trabajadores. Hay que recordar que los lugares de trabajo son entornos propios que reproducen las situaciones y circunstancias que ocurren en el resto de los ámbitos donde los trabajadores se desenvuelven, como sus familias y comunidades.
Las enfermedades endémicas, ya que se presentan con mayor intensidad de forma periódica, tienen un impacto frecuente en la productividad, el bienestar de los trabajadores y los resultados de la institución.
Los primeros en resentir las consecuencias de una enfermedad endémica en apogeo serán los trabajadores, ya que su bienestar, su salud y estabilidad económica y personal se verán influenciadas por los síntomas de la enfermedad y las acciones tomadas para combatirla. En consecuencia, su productividad y eficiencia se verán menguadas, pues si sus propias capacidades se reducen, sus resultados también serán pobres o menores a los habituales.
Entonces, la institución a cargo podrá observar, por una parte, que sus trabajadores tienen el ánimo decaído, y que esto se refleja en un trabajo poco adecuado y una productividad reducida; por otra parte, podría tener problemas más severos, como ausentismo, paro total de actividades o dificultades con las instituciones de salud y los propios trabajadores, en caso de no tomar acciones directas para la prevención y combate de la enfermedad.
Como podemos ver, las enfermedades endémicas se configuran con un factor con el que debemos de convivir en el cotidiano. No se puede asegurar que no se presentarán en algún momento, y que alcanzarán a nuestros trabajadores, sus familias, su bienestar y el espacio de trabajo de la institución. Por lo tanto, queda en nuestras manos tomar las acciones pertinentes respecto a difusión de información, prevención y combate a la enfermedad si se dan casos entre la población inmediata.
Un primer paso, entonces, es investigar el entorno que rodea a la institución, sus características, sus enfermedades endémicas y los factores de riesgo. Así, será posible informar a los trabajadores, a fin de que ellos mismos puedan observar el ambiente y decidir sobre sí mismo y sus familias. Luego, podrán establecerse acciones de prevención, como revisiones ocasionales en las temporadas críticas de las enfermedades endémicas, actualizaciones de información y seguimiento de casos sospechosos o situaciones fuera de lo cotidiano.
Con esto, se tendrá un mayor conocimiento de los trabajadores y sus condiciones, por lo que, si se presentan casos de enfermedad, podrá darse un seguimiento adecuado. En este punto, es necesario hacer énfasis en que el combate de las enfermedades endémicas puede representar la contención de los trabajadores, a fin de que cuiden de su propia salud y no se conviertan en una fuente de contagio.
Debemos recordar que, aunque la prevención es nuestra mejor herramienta para las enfermedades endémicas, es muy probable que también tengamos que tomar las decisiones más pertinentes en momentos críticos, a fin de reducir el alcance de la enfermedad y sus impactos en la institución.
Suscríbete a nuestro blog para estar al día en Seguridad y Salud laboral. Te enviaremos un newsletter mensual con lo más interesante de Prevenidos