12/9/2022
Actualidad

Covid-19: un sistema inmune desequilibrado aumenta el riesgo de muerte

Institución - Fuente: diariomedico.com
Tipo de documento: Noticia

Los pacientes con un mal balance de linfocitos T CD4 y CD8 presentan peor pronóstico, según un estudio realizado por el IMIM/Hospital del Mar.


Tener desequilibrado el sistema inmune antes de contraer la infección por el SARS-CoV-2 provoca un peor pronóstico de la covid-19 grave, en caso de desarrollarla, según un estudio publicado en Frontiers in Medicine por investigadores del Hospital del Mar de Barcelona, el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM-Hospital del Mar), de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), y el CIBER de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC).


Según la UPF, una de las piezas del sistema inmunitario en su lucha contra patógenos son los linfocitos T, que son los que confieren la inmunidad celular. Entre ellos, los más representativos son los linfocitos T CD4, centrados en organizar la respuesta inmunitaria, y los linfocitos T CD8, citotóxicos, encargados de destruir a los patógenos invasores. En una situación ideal, hay entre 1 y 1,5 linfocitos CD4 por cada linfocito CD8. Pero este equilibrio no es estable y su desequilibrio supone un riesgo en caso de contagiarse por SARS-CoV-2 y desarrollar la covid-19 grave, según se ha observado en el citado estudio.


El equipo analizó, de manera retrospectiva, los niveles de estas células y su balance en una muestra de 388 pacientes ingresados por covid-19 en el Hospital del Mar durante la primera ola de la pandemia (ya van siete olas en España). Los que en el momento del ingreso presentaban una ratio de CD4/CD8 superior a la normal tenían 4,6 veces más riesgo de morir y el doble de probabilidad de sufrir distrés respiratorio y de necesitar apoyo. En caso de tener una ratio de CD4/CD8 inferior a la normal, también se incrementaba el riesgo, pero de forma más moderada (2,7 veces más probabilidad de muerte).


Según Robert Güerri, jefe de sección del Servicio de Enfermedades Infecciosas e investigador del IMIM-Hospital del Mar y del CIBERINFEC, "tener el sistema inmunitario equilibrado en la fase aguda de la infección es lo que ofrece más buen pronóstico, con menos mortalidad y probabilidad de complicaciones".


"En el caso de las personas que tienen menos CD8 de los que toca en la fase aguda, el virus les puede afectar de forma más importante. Además, como su número no se expande bien, el pronóstico es peor", añade Ana Pascual, autora principal del trabajo (es su Trabajo de Final de Grado de Medicina conjunto de la UPF y la UAB con el Hospital del Mar).


Explica Pascual a este diario que un mismo número de CD4 que de CD8 es lo normal, pero si hay menos CD8 que CD4, hay un claro desequilibrio. La causa de esta situación, apunta, se desconoce, pero podría deberse a una predisposición genética, aunque está demostrado que el SARS-CoV-2 puede atacar a los linfocitos CD8, evitando su multiplicación para hacer frente a la infección y la enfermedad.


La diferencia entre un desequilibrio inmunitario y una inmunosupresión es que, en esta última, hay una enfermedad o una terapia (por ejemplo, quimioterapia) que suprimen células del sistema inmune, lo debilitan y lo hacen incapaz para combatir infecciones y otras enfermedades.


Destaca Pascual que se da la circunstancia de que la infección por el VIH y la sarcoidosis (enfermedad inflamatoria que provoca el crecimiento de pequeños granulomas en diferentes partes del cuerpo) son causa de desequilibrio del sistema inmune, cuando en el caso de la infección por el SARS-CoV-2 y la covid-19 el mal balance parece ser previo.


Sobre si habría que analizar en cada paciente que ingresa en el hospital por covid-19 grave la posibilidad de que presente un desequilibrio inmunitario, con el fin de someterlos de entrada a una monitorización más intensa y/o a un tratamiento más agresivo que al resto, Pascual dice que en este momento "no es algo viable" en todos los que entran por Urgencias.


No obstante, cree Pascual que la evidencia que han obtenido requiere de otro estudio (o ensayo clínico) tendente a confirmar que un cambio en el actual manejo de la covid-19 grave en el hospital suponga mejoras clínicas en los pacientes graves.