La mayoría de los síntomas que se mantienen tras covid leve remiten al año
Síntomas como pérdida de olfato o disnea pueden mantenerse tras una infección aguda por coronavirus, si bien lo normal es que desaparezcan al cabo del año.
Los pacientes que han tenido una covid-19 leve corren el riesgo de sufrir algún que otro trastorno, si bien la mayoría se resuelve dentro del año desde el diagnóstico. Es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo con datos de pacientes del sistema sanitario israelí, que se publica hoy en British Medical Journal (BMJ).
Otra conclusión importante del estudio, uno de los mayores sobre pacientes con covid leve, es que la vacuna se asoció a menor riesgo de tener dificultades respiratorias, el síntoma más frecuente que se observó tras la infección. También destaca que los niños, en general, presentaron menos alteraciones, y que no hubo diferencias en la evolución de los síntomas entre hombres y mujeres.
El análisis utiliza los registros de una de las mayores organizaciones sanitarias públicas de Israel, entidad que realizó pruebas de covid-19 a casi 2 millones de personas entre el 1 de marzo de 2020 y el 1 de octubre de 2021. Fueron excluidos de la investigación los pacientes que tuvieron que ser ingresados en el hospital por el coronavirus.
El trabajo, con Barak Mizrahi (Instituto Israelí de Investigación Aplicada en Salud) como primer firmante, rastreó unos 70 síntomas codificados en las historias clínicas, tanto en pacientes con la infección confirmada por PCR como en otro grupo de personas sin el virus, que sirvieron de comparación por similitud de edad, sexo y condición médica. Los datos se cotejaron en dos momentos de corte: a los 180 días (seis meses) y a los 360 días, casi el año desde el diagnóstico. La edad media de los individuos analizados fue de 25 años; el 51% eran mujeres.
"Este estudio de ámbito nacional sugiere que los pacientes con covid-19 leve corren el riesgo de sufrir un pequeño número de problemas de salud, la mayoría de los cuales se resuelven al año del diagnóstico", escriben como conclusión los investigadores.
Los síntomas como la pérdida del olfato y el gusto; los problemas de concentración y memoria; las dificultades respiratorias; la debilidad; las palpitaciones; la amigdalitis estreptocócica, y los mareos se registraron tanto al principio como al final del periodo de investigación. En cambio, la caída del cabello; el dolor torácico; la tos; los dolores musculares, y los trastornos respiratorios aumentaron significativamente sólo durante la fase inicial.
Prácticamente todos esos síntomas coinciden con los que pueden formar parte del síndrome de covid persistente, entidad crónica que aparece una vez superada la fase aguda de la infección por el SARS-CoV-2, y que es objeto de una intensa investigación en todo el mundo.
Sin embargo, en este trabajo no se estudia específicamente a pacientes con covid persistente, sino que se centra en la evolución de los síntomas mantenidos tras superar una covid leve, como puntualiza a DM Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), y presidenta de la Red Española de Investigación en Covid persistente (REiCOP).
"Alteraciones como anosmia, disgeusia, disnea, falta de concentración y de memoria y debilidad, por citar algunos de los que se analizan en el estudio, son también los que encontramos en personas con covid persistente. Como indica este trabajo en la mayoría de las personas que pasan la infección desparecen, salvo en aquellas personas que desarrollan covid persistente, y que diversas estimaciones sitúan en un 10% de los infectados".
Sobre la investigación que hoy publica BMJ, Pilar Rodríguez apunta que tiene el atractivo de haber aprovechado una muestra muy amplia de datos del sistema de salud israelí, aunque opina que "infraestima la situación real", al centrarse en los síntomas codificados la historia clínica. El estudio no determina cuántas personas se encuentran asintomáticas transcurrido el año desde el diagnóstico, "sino los síntomas que se mantienen y los que no, por lo que no sabemos cuántos individuos se han recuperado", matiza.
Además, recuerda que el trabajo recoge información de una población joven (25 años de media), lo que unido al momento en que se realiza la investigación condiciona los resultados: "Con las nuevas variantes ya no son tan habituales síntomas como la anosmia y la disgeusia", que se encuentran entre los más frecuentes del estudio.
Sobre otras apreciaciones relevantes del trabajo, alude al papel de las vacunas: "Analizado el subgrupo de pacientes que se vacunan mientras siguen con síntomas parece que la inmunización ayuda a disminuir estos trastornos". En cuanto a los niños, el trabajo revela que a lo largo del año desarrollan más amigdalitis e infecciones, algo que suele asociarse a una merma en el sistema inmunitario.
A margen de este estudio, la especialista comenta que la investigación en covid persistente "avanza rápido", pero no a la velocidad necesaria para unos pacientes que buscan curarse. También sería importante encontrar factores que "predigan el desarrollo de covid persistente con cierta fiabilidad en el momento del contagio". De igual forma echa en falta registros adecuados que identifiquen a todos los pacientes con covid persistente. "Ahora volvemos a la situación inicial, donde no se están diagnosticando los contagios, salvo en aquellas personas de riesgo o enfermos graves. Para poder luchar contra algo, hay que conocerlo".