El debate de la retirada de la mascarilla en centros sanitarios llega a los mayores: "Es una locura"
Mientras Miñones anuncia que en el próximo CISNS se debatirá la eliminación de la obligatoriedad de la mascarilla en centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias, la FOAM muestra su descontento.
Reducida la incidencia de la Covid-19 y su presencia en los hospitales, son varias las voces de expertos, profesionales y gobernantes que han puesto sobre la mesa la obligatoriedad de la mascarilla en centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias. Un debate con múltiples posicionamientos: desde una desescalada en su uso propuesta por expertos del Ministerio de Sanidad a ligar su utilización "a situación epidemiológica", como expresó Óscar Zurriaga, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), a este medio. En este contexto, la Federación Andaluza de Organizaciones de Mayores (FOAM) ha querido dar su opinión sobre esta decisión y tacha de "locura" la retirada de las mascarillas.
El pasado viernes el ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, anunció que en el próximo Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), que tendrá lugar a finales de este mes, se abordará ese tema. En una entrevista a RNE recogida por ConSalud.es, Miñones señalo que "cada vez estamos más cerca de ese día en que la mascarilla sea una recomendación y no una obligación". Unas aclaraciones que no han gustado a todo el mundo, y en concreto a los pacientes más vulnerables.
Este lunes el presidente de la FOAM, Martín Durán, se ha mostrado especialmente contrariado ante la decisión de Sanidad de debatir la eliminación de la obligatoriedad de esta medida preventiva para infecciones respiratorias. En declaraciones que ha hecho a Europa Press, Durán ha incidido en que "la Covid-19 no se ha ido, continúa aquí" y ha recordado que "todavía no se han encontrado soluciones" para esta patología causada por el SARS-CoV-2.
El pasado 8 de febrero dejaron de ser obligatorias las mascarillas en el transporte público. Entonces, se estableció la única obligatoriedad en establecimientos y servicios sanitarios y para trabajadores y visitantes de centros sociosanitarios. Una medida para evitar el contagio de la Covid-19 en estos espacios y que también protege frente a otras infecciones.
Pese a un aumento de casos vividos en los últimos meses tras las fiestas de Semana Santa, lo cierto es que la Covid-19 cada vez tiene un menor peso en la atención hospitalaria. Según el último informe de los datos ofrecidos por las Comunidades Autónomas al Ministerio de Sanidad con datos del 14 de junio, la incidencia en la población más vulnerable, los mayores de 60 años, es de 66,52 en los últimos 14 días. El número de casos diarios detectados en la última semana, aproximadamente 1.000 según los datos extraídos del informe, están muy alejados de los 8.000 diarios notificados hace un año, en junio de 2022.
La ocupación de camas Covid-19 es también mucho menor a la producida el año pasado, con 1,12% de camas ocupadas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y un total de 1.749 pacientes ingresados de los cuales 98 están en UCI en nuestro país. Unas cifras que se llevan repitiendo desde principios de años, con pequeñas olas durante las vacaciones de Semana Santa que no alcanzaron, con todo, ni la incidencia ni la virulencia de años anteriores.
En este contexto, desde el Ministerio de Sanidad han avanzado la decisión de retirar, de una forma progresiva y "con rigor", el uso de las mascarillas. Una decisión a la que Enrique Ruíz Escudero, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid en funciones, ha dado "la bienvenida", aunque ha criticado su "carácter electoralista" al coincidir que el CISNS se celebrará un mes antes de las elecciones del 23J.
Con todo, instituciones y sociedades ven plausible la retirada de las mascarillas dada la situación actual epidemiológica, siempre y cuando se vuelve a ella si la realidad empeora, y como señaló Miñones, siguiendo la voluntad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la del resto de países.
Sin embargo, los pacientes más vulnerables no están de acuerdo con la decisión. "Es un virus muy grave que sigue causando muertes. Aunque se va trasformado y es menos letal, es más contagioso", señala Durán. "No hay que olvidar, además, que en algunas personas ha producido unas secuelas que les causa una incapacidad para desarrollar su vida normal", concluye.