Afonía o taquicardia, síntomas exclusivos de la nueva generación Ómicron
Sin embargo, los expertos destacan el papel de los linfocitos T: "no está todo perdido".
Cuando parecía que la pandemia de la Covid-19 era cosa del pasado, al menos en intensidad y gravedad, la evidencia científica apunta a todo lo contrario. El virus sigue mutando para sortear cualquier tipo de defensa y adopta nuevas formas que vuelven a poner en el foco la peligrosidad de esta enfermedad. Se trata de las nuevas subvariantes BQ.1 y BQ.1.1. de Ómicron, con una sintomatología hasta ahora nunca vista y que crecen cada vez más. De hecho, a finales de este mes de noviembre podrían llegar a superar el 50 por ciento de las infecciones en Europa.
Estas versiones del virus compiten por convertirse en la mayoritaria, en realidad todas descienden de la misma cepa: Ómicron. Sin embargo, estas nuevas modalidades son mucho más infecciosas, ya que contra ellas "los anticuerpos no son efectivos". Así lo alerta a Redacción Médica, el inmunólogo y catedrático Alfredo Corell. Por eso, sostiene que "esta variante ya no debería denominarse Ómicron, aunque nazca de ella".
Al igual que sucede con otras variantes, los síntomas que presentan los pacientes contagiados con BQ.1 y BQ.1.1. son muy similares. A los más habituales, como la tos, dolor de garganta, fatiga, malestar general, diarrea, congestión y secreción nasal, dolor de cabeza, fiebre, dolores musculares, ahogo o pérdida de olfato y gusto; hay que sumarles nuevos que no eran tan frecuentes en otras subvariantes anteriores: pérdida de apetito, afonía y taquicardia.
A pesar de que exista escape vacunal, Corell sostiene que "no está todo perdido". "En la sangre tenemos células asesinas, los linfocitos T", explica. "Como nuestro sistema inmune tiene memoria, van a responder de una manera más elástica y ‘armar’ a nuestros anticuerpos con nuevas capacidades", asegura.
Las variantes BQ.1 y BQ.1.1. han demostrado una rápida expansión por Asia y algunos países de la Unión Europea. Se trata de unas variantes producto de una combinación entre dos subvariantes que compartieron material genético, consiguiendo superar en capacidad de escape a uno de los linajes del coronavirus más resistente hasta el momento, la BA.2.75 Centauro.
Además de cómo "pesadilla", se las conoce como Gryphon, haciendo referencia a la criatura mitológica con el cuerpo de un león y las alas y la cabeza de un águila, y ‘perro del infierno’. Este último nombre hace alusión a Cancerbero, el perro del dios Hades que custodiaba las puertas del inframundo con sus tres cabezas y del que era casi imposible escapar, al igual que sucede con esta variante.
Como es complicado diferenciar este virus del de un resfriado o una gripe, los profesionales aconsejan realizar una prueba para estar más seguro de qué tipo de virus tenemos. Actualmente, están los diversos virus mezclados y las posibilidades de contagiarse de uno u otros pueden multiplicarse.
Los expertos pronuncian que se trata de una subvariante leve, pero esto no quiere decir que no haya personas que no vayan al hospital. Los casos más graves siguen afectando a quienes no están vacunados, en personas con defensas bajas, con enfermedades ya anteriores y en personas con edad avanzada.